sexta-feira, fevereiro 02, 2007

No me conoces aún. Memorial.

Hace rato me acordé de esa canción mientras caminando por el campus pensaba en ti. Hoy, precisamente, dentro de pocas horas, se cumplirá un mes desde la primera vez que nos vimos. Jamás pensé que después de esa llegada tan accidentada y llena de contratiempos me encontraría una sorpresa como tú.
Me gustaste desde el primer momento. Sé que siempre lo has sabido. Me leíste con aquellos ojos de curiosidad, de travesura y antes de que hablases o de que me pudiese defender, supe que quería conocerte. ¿Y tú, qué habrás pensado? Me ganaste, entonces, cuando cargaste mis maletas sin chistar o pedir ayuda y todavía más; me atravesaste el corazón cuando me ofreciste tu teléfono para que llamase a México. Hablamos mientras me llevabas del aeropuerto a Sacramento, ¿recuerdas? Estaba nervioso y obviamente habré dicho ingentes torpezas. Tú eras todo seguridad y buen humor. Yo me derretía. ¿Volveremos alguna vez a compartir el tiempo de esa manera?
Entonces, ya sólo nos recuerdo en aquel momento memorable. Bailando ambos. Tú enfrente mío. Tu mirada, tu sonrisa. La única certeza que tengo es que jamás podré describirlas, pero las recuerdo con nostalgia. Sentí tantas cosas en ese momento que escribirte ese verso al aire y sin pluma fue lo menos que podía hacer. Tu respuesta me hizo de aire las piernas. ¡Cómo me hubiera encantado besarte!
Pasó el tiempo y creció el desánimo de mi parte. Aunque coincidimos otras veces y yo no vacilé en hacerte saber todo lo que me gustabas, la única respuesta de tu parte fue el silencio. ¿Mayor elocuencia que ésa? Quizá no. Pero yo, como soy un creyente a ultranza, decidí tener fe y esperar. ¿A qué? Pues esperar simplemente.
Entonces, aquella noche que compartimos. Aquella noche que dormiste conmigo. Yo no dormí. Estaba tan contento de tenerte a mi lado. Recordaré siempre esa noche. Te dije todo. Luego llegó la mañana y el silencio.
Sigo así. Te has ido. Quizá ya no vendrás. Sigo esperando aun sabiendo que tengo todo en mi contra. Tampoco es que me vaya a morir.
Me duele que no pudiésemos conocernos.
Llegaste, sí, pero te fuiste sin conocerme...

6 comentários:

Óscar Ávila disse...

No dejes de esperar... el destino es cochino pero casi siempre sabio.

Así es este asunto de las gelatinas, diría un muy buen amigo, unas cuajan y otras no. Un abrazo y ánimo.

Anônimo disse...

El de lentes, el pasado de moda, el aburrido, el intelectual, el que prefiere una biblioteca a una discoteca fue el que me conquistó...

Anônimo disse...

Hey, suena chido lo que sientes, y que chido es que alguien lleve record de todos los momentos que han compartido.
espero que las cosas vayan mejorando con el tiempo, y es bueno que esperes pero nole dejes todo al destino, tu tambien juega con el... atrevete a buscar
y felicidades por tu mes en california

Anônimo disse...

Que nostalgia!!! Recuerdo el dia que me lo platicaste, y no lo pudiste haber resumido mejor, pero recuerda que ya llegara alguien que se sienta de esta manera hacia a ti y que si se quedara a conocerte. ;)

Besitos!

A. disse...

No me conoces aún, canción bastante conocida por estos pagos. Ánimo!
A.

Gloria disse...

Duele quedarse con ese "tengo más que decirte/mostrarte/darte". Uno ya no aguanta ser más que lo que el otro ve.