Mi amiga Andrea, desde Costa Rica (aka Tiquicia), me ha puesto el reto de enlistar seis rarezas sobre mí. Me encanta la idea y, a la vez, me pone en aprietos porque percibir esos pequeños (o enormes) detalles no es nada fácil cuando es de uno mismo de quien se habla. En fin, he estado pensando y pensando; preguntando aquí y allá; recordando los comentarios que se me han hecho sobre "cositas" que llaman la atención en mí.
Y, bueno, aquí están las seis rarezas y un poco más:
1. Mucha, mucha de mi ropa y de mis cosas son verdes. Es mi color favorito. De hecho, hay un poema de García Lorca que también es de ese color (Romance Sonámbulo) y que me encanta. A propósito ¿de qué color es la bandera de Brasil? ¡Vaya coincidencia!
2. El color de mi cabello -como los árboles- cambia de tonalidad visiblemente dependiendo de la estación del año. Se oscurece, se aclara. En fin... sus cambios, así como su manejo son implacables. Y ¡NO!, ¡no me lo tiño!. Ésa es una de las preguntas que siempre me hacen "¿Te tiñes el cabello?" y a las que tengo que contestar que NO ante la incredulidad general. Ay, bueno, whatever!
3. Necesito abrazar una almohada todas las noches o durante mis-cada-vez-más-escasas siestas para estar "a gusto" y dormir bien. No importa que no haya almohada para descansar la cabeza mientras haya una para abrazar.
4. Me gusta empapar de suavizante mi ropa, las sábanas, las colchas, las cobijas cuando las lavo. De lo contrario, no siento que estén limpias. Me gusta que huelan rico. Y sí, ¡para qué negarlo! de paso apoyo a la economía nacional comprando Suavitel, del cual soy un seguidor irredimible.
5. Odio tener mis libros de la universidad o la láptop con propósitos laborales en mi habitación. No me gusta que mi cuarto se convierta en extensión de mi oficina o mis áreas de trabajo. Procuro que sea un espacio exclusivo para el descanso y la felicidad; o sea para dormir y, eso, ¡ser feliz!... Así es que el trabajo, las lecturas obligatorias y todo lo que suponga estrés trato de que se queden afuera. La única manera en que mi láptop o libros entran es -en el caso de mi láptop- para chatear con mis amigos o para escribir y -en el caso de los libros- que sean cosas que lea por gusto. Mi ipod, sin embargo, es siempre bienvenido en mi cuarto. Frecuentemente amanece entre mis sábanas o por el suelo después de cantar toda la noche para mí.
6. Siempre le pongo nombre a las cosas que se convierten -de alguna u otra manera- en parte imporante de mi vida. Mi ipod se llama "Garcilaso" (en honor al Inca Garcilaso de la Vega), mi láptop se llama "Molina" (por mi personaje preferido en El beso de la mujer araña), el nombre de mi camioneta -que se quedó en México- es "Poti" (la compramos en San Luis Potosí; por ende es potosina, es "Poti").
7. Irremediablemente se me secan los labios cuando estoy nervioso. Por ende, me los chupo cuando se me secan y, a los pocos instantes, eso hace que se me sequen más. En fin, es una cadena de acciones que me hace ver muuuy tonto frente a quien me pone nervioso. El punto es que me es difícil disimular...
8. Ir a correr -cosa que hago religiosamente todos los días- me pone de excelente humor; me inspira. Es una de las actividades más placenteras que conozco. No me parece nada aburrida como muchos la perciben. ¡Me encanta sudar! A veces, no sé si corro o bailo. Con Garcilaso a los oídos, sorprendo frecuentemente a mis zancadas convirtiéndose en pasos de baile (de baile alternativo-psicodélico, claro). Me divierto bastante. ¡Oh sí!
9. Me gusta el olor de las páginas de los libros nuevos y de los no tan nuevos. ¡Vaya rareza!, ¿no? Además, soy el mayor comprador compulsivo de libros. Tengo muchos que he comprado y aún no he leído por falta del tiempo que invierto comprando más y más libros.
10. No puedo dormir sin un vaso de agua en mi buró y con la habitación completamente oscura. En eso también soy como un vampiro.
11. Soy tremenda y estúpidamente simple cuando estoy feliz: me dan ataques de risa incontrolables y escribo versos de manera involuntaria.
12. Cuando me emociono, ¡me paso! Para muestra un botón: me pidieron seis rarezas y ya di el doble. ¡Soy un exhibicionista, no cabe la menor duda!
¡Mucho gusto, soy Ernesto, idealista, impaciente y barroco!
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4 comentários:
Maricona, a mi también me gusta dormir con un vaso de agua junto a mi cama, si no está lleno, no estoy a gusto, siento que me voy a morir de sed en el transcurso de la noche. Por otro lado, me imagino que si la habitación propia es el espacio del placer y el goce, debe estar ahí sin duda también el dildo megamaster stainless steel made in japan con su respectivo lubricante ;)ah! y la cajita de condones
Lo de tu pelo: cuando te conocí dije, "Y esta?! de dónde sacó su tinte?!" :P
besos con amor de chocolate abuelita,
h. B.
Y que tal hacer contorcionadas posiciones de yoga en compañía de tres empedados amigos en un sótano por allá al norte de Boulder, Colorado?
Verde como el Kickapú errante y como esos gitanos fantasmales, bonito color. Me gusta tu exhibicionismo y me alegra ser su testigo. Un abrazo.
Mucho gusto ernesto, ya sienrto que te conozco!
Saludos.
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