sexta-feira, março 17, 2006

Homenaje

Estando en la Central de Autobuses de Monterrey, esperando mi salida a Monclova, me topé en la Sala 1 con unas hojas abandonadas. Estaban en el asiento donde iba a sentarme. Las leí y aquí las reproduzco.
Sirva, pues, my blog para rendirle homenaje a este amor anónimo entre, al parecer, dos chavos. Mis notas aparecen entre corchetes [], pues es sumamente difícil determinar la legibilidad de algunas palabras.

"No se cuán común sea, pero tengo la impresión de que hay personas que llegan a destiempo a nuestra vida y, a la vez, nosotros llegamos demasiado pronto o muy tarde a la de ellas. No es una sensación agradable o fácilmente olvidable el concientizarse de ello. Produce dolor y mucha melancolía.
Hoy he confirmado mis sospechas; me pasa eso mismo con [caracteres ilegibles] Nos conocimos muy de repente cuando nuestras circunstancias de vida eran dolorosamente incompatibles: distinta ciudad, distinto país, distinta edad, distinta visión... Sin embargo había [quizá diga "hay". Es ambigua la caligrafía] de mi parte mucha atracción, en el sentido más profundo de la palabra. Su silencio envuelve cómodamente a la abundancia de mis palabras, su presencia tenue me hace sentir completo, me da felicidad saberlo sentado a mi lado, me produce ternura verlo jugar con las servilletas, los saleros, el popote... me toca el corazón observarlo elaborar obras de "arte efímero" con títulos poco pretensiosos. Él detesta tales títulos porque él es sencillo, porque él es como una tormenta que se anuncia sólo cuando su llegada es inminente sin fastos innecesarios, su sobriedad es seductora... Nunca supe lo que sería ser amado por él. Adivino la profundidad de dejarse llevar por su tormenta por las veces que lo he escuchado decirme cosas lindas y especiales. Habla poco, pero cuando lo hace sus palabras traspasan, llegan sin titubeos e iluminan todo vacío, se sienten hondo. Y las pronuncia bajito porque sabe bien cuán increíbles efectos desencadenan en mí. Quizá no lo sepa, sólo lo suponga...
El tiempo, no obstante, nos [quizá diga "me". Es difícil de dilucidarlo] obligó a renunciar al sueño de nosotros... Dolió muchísimo...[siguen seis renglones ilegibles]
Ahora sólo somos amigos, pero siento que traiciono su amistad cuando -estando a su lado- me vuelvo a dar cuenta que me gusta su olor; cuando recuerdo con dolor que acariciarlo es hoy un acto suicida. Me invade la nostalgia cuando estoy a su lado y recuerdo lo maravilloso que era tomarlo de la mano... Abrazarlo es todo un desafío: es rozar su mejilla contra la mía y acordarme del sendero de besos que trazaba antes de llegar a su boca, comunión ya por siempre vedada para mí. Y, ahora mismo, que no esta a mi lado, el escuchar estas canciones, pegado al discman, revive los sueños muertos de hacerle el amor protegidos los dos por esas letras y esos acordes que hoy ya no son mas que tonos que convocan tristeza e imposibilidad...
No. Después de todo, confieso que no es fácil estar a su lado. Me sigue poniendo nervioso su mirada, pero sé que todo esto puedo encauzarlo hacia un cariño grande en la frecuencia de sólo ser su amigo. Y no es que lo siga queriendo en secreto, es que me he dado cuenta que nuestras vidas se cruzaron a destiempo, que desgraciadamente ya no hay otra oportunidad para pensar en él como mi amor. Renuncié a [de nuevo, ilegible] como novio y lo he ganado como amigo, así lo tendré siempre a mi lado. Nuestra historia por lo menos, desde mi perspectiva, es como la de Casablanca: "We will always have Paris", pero nosotros no tendremos ningún París (bueno quizá la imagen del Palacio de Gobierno del Estado de Nuevo León iluminado por la noche, con fondo de Bach) , sino las memorias de aquel tiempo en que durante un diciembre frío, en un hostal modesto, me soñé con la posibilidad de la felicidad a su lado porque era yo, entonces, el hombre más afortunado por tenerlo... Aún lo tengo conmigo. Ahora soy su amigo..."

Um comentário:

Herr Boigen disse...

Definitivamente aquel a quien estaba dedicada esta carta se perdio de una ternura infinita.