segunda-feira, setembro 11, 2006

Monterrey; una probadita

A veces quisiera poder escribir este blog instantes después de que me ocurren cosas a mi parecer trascendentales. Luego pasa el tiempo y se me olvidan muchos detalles que pensé en incluir o, como las más de las veces, se atraviesa una racha de muchas ocupaciones y para cuando acuerdo ya me sobrepasaron las vivencias y tengo que decidir qué poner y qué dejar a un lado de entre lo poco que recuerdo. De todas formas, persisto en este intento de llevar un diario personal con ejercicios de escritura en línea.
Acabo de regresar de Monterrey. Fui de fin de semana. Viaje relámpago. Y como todo rayo, luminoso, esclarecedor, incisivo... Amo a Monterrey. Sería una falsedad y además algo por demás innecesario de negar. El afecto por Monty se me sale por los ojos, por la boca y por todo el cuerpo.
Él lo sabe (porque Monterrey it´s a guy!) y me recibió -snob y globalizado- recién bañado, sin el solazo despiadado que lo caracteriza y con un instinto de seducción capaz de despertar en mí todo tipo de saudades. Y ante Monterrey me dejo siempre, me rindo again and again.
Rollo de salmón en el Yamato, chai en el Starbucks del TEC y conversación entrañable con mi amigo Adrián. Caminata con propósito hedonista por los alrededores del campus.
Pregunta retórica: ¿dónde convergen los hombres más bellos de México y América Latina? (Respuesta obvia).
Entonces, actualizar aquel proverbio de "todo encuentro casual es una cita" fue cosa de segundos. Las muestras de cariño de mis ex estudiantes me conmovieron sobremanera. Confirmé la certeza de que lo mío es ser profesor y que lo mejor que puedo y sé hacer es quedarme en cada una de las personas que me conocen a través de la enseñanza, de compartir lo poco o mucho que sé. Los comentarios y el cariño que me demostró Gabriel me hicieron sentir muy feliz; meaningful para alguien. Fue mi mejor estudiante en la clase de literatura mexicana que enseñé durante el verano en Monterrey. Me confesó que sigue leyendo, a pesar de que no estudia letras.
Optimismo, profundo optimismo. La esperanza en el futuro sigue viva. No todo está perdido. No todo, aún.

3 comentários:

Jan de la Rosa disse...

Me da gusto leer cosas positivas sobre Monterrey, luego las malas lenguas le dan una reputación de pueblo-horno ojete mocho y mamón.... no digo que no lo sea, pero es muy MUY lindo =)
Besos

Herr Boigen disse...

Ce n'est pas un paradis,
pero muchas de los más fóbicos hacia esta ciudad es porque...
AQUI YA NADIE LOS QUIERE
-regresan eventualmente buscando dinero-

but they take their pathetic lives everywhere they go

hiperkarma disse...

mua mua. te queremos. :)