Las cosas ocurrieron así:
Llego de correr: completamente extenuado, sudado, resollando, coloradito por la actividad física y el clima. Ha hecho un frío considerable estos días y, además, el viento ha soplado sin misericordia. Sin embargo, ni aun así desistí de salir a correr...
Pues, bien, después de beber agua y de los ejercicios post running, me ducho y realizó con sumo cuidado (con tantas cicatrices, algo he aprendido) el ritual de afeitarme.
Entonces, a colmar el apetito se ha dicho... Con las mil y una ganas de cenar huevo con papas, me dirijo a la cocina y dispongo todo. Corto la papa, saco el aceite de oliva, bato los dos huevos (sin yemas, claro). Enciendo el televisor, mientras tarareo la canción de Nueces que tanto me gusta. Sartén lista y ¡aquí vamos! ¡Qué salga rico, qué salga rico! (¡¡¡Qué salga Pipo, qué salga Pipo para que todos empecemos a reír...!!!)
[10 minutos después]
Pongo la mesa y a comer se ha dicho. Salivo, lo confieso (¡Ay, Pablov que razón tenías!). Mordida. Degustación. Expulsión automática del bocado. ¡Joder, los pedacitos de papa quedaron crudos! Arrojo todo a la sartén de nuevo y suena el teléfono (¡¡¡otra vez!!!). Asunto importante. Bueno, sí, yo te llamo mañana y vemos lo de la presentación...Sí...sí...está bien....yo también...bye....
Vuelvo a la cocina y está todo hecho un cuadro vanguardista. Humo por todos lados y del huevo ya ni rastros. A abrir ventanas para desalojar la humareda. Se va volando por ellas el ambiente acogedor de mi cena....
Me asomo al refrigerador y ya no hay más huevos... Ni hablar, a posponer el antojo...
¡Vaya aventurita con final triste!
Bueno -me consuelo- mañana paso corriendo por la cafetería y me compro mi Egg, Potato and Cheese Burrito a sólo $2.19 plus tax.
Qué nostalgia desayunar comida de mi casa, tomando Joya y viendo a Pipo...
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Um comentário:
como siempre de obscenamente nostálgica
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